lunes, 13 de diciembre de 2010

Simplemente, la vida.

Esta tarde, aquí sentada en este banco, veo como la gente va pasando, pasa cada una con una historia, con unas ilusiones, con un pasado, un presente y un futuro. Cada una con una edad, con vidas totalmente opuestas. Al menos eso parece a simple vista. Cada persona por lo general piensa en su bienestar  y en el de los suyos, sin importarle lo demás.


Cada niño ajeno a lo que puede deparar su futuro, ríen y juegan, juegan a tener una vida de película, imaginándose tener en un futuro el tópico, que a todos gustaría tener, "la mamá, el papá, el hijito, la hijita y el perro". Pero, como no, en ese tópico tan típico, no entran los problemas que puede tener esa familia. Problema de los cuales nos vamos percatando en nuestra adolescencia.
La adolescencia, es esa etapa en la que muchas personas "maduran", tarde o temprano. En este momento de nuestra vida nos vamos dando cuenta que esa ilusión de "los cuentos de hadas", solo son eso cuentos. En está etapa también, como muestra de que aún no somos totalmente conscientes de la verdadera realidad, empezamos a ver problemas donde probablemente no los hay, a plantearnos un futuro, pero esta vez medianamente real. Pero esos problemas como tener o no novio, que tu mejor amiga te deje de hablar o que no te dejen ir a esa fiesta que llevabas esperando desde hace semanas, dejan de ser importantes, cuando realmente abres los ojos y te das cuenta que ya eres un adulto y tienes que afrontar varias responsabilidades.
En ese momento, ya dejas de depender de tus padres para depender de ti misma. Pero eso no es solo firmar papeles, comprar una casa, un coche o quizás un perro. Es mucho más. Es responsabilidad, madurez, independencia,... En esta etapa es en la que te das cuenta cuales son los verdaderos problemas,que anteriormente ni te planteas que podrías tenerlos. He aquí también cuando te das cuenta de que tu presente dependía de tu pasado.
Entonces llegamos a la vejez y pensamos, "que rápido pasa la vida", sin pensar, inconscientemente, en lo que nos costo recorrer ese camino lleno de piedras, al que llamamos vida. Así que solo queremos disfrutar de lo que nos queda sin sufrimiento ni dolor, acompañados de lo que un día hicimos, de lo que algún día creamos, nuestros hijos, nietos o incluso de nuestra mascota.
Porque la vida realmente es así, nunca sabemos lo que nos depara ni como lo afrontaremos, solo lo esperamos e intentamos ser fuerte para sobrellevarlo.
                                                                                                Sara Hdez.

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