sábado, 25 de febrero de 2012

La burbuja de Carlota.

Ahí estaba ella, la pequeña Carlota, jugando con sus muñecas favoritas, en ese momento de niñez absoluta que la envolvía no imaginaba lo que iba a pasarle cuando esa burbujita que le rodeaba tocase el suelo y se rompiese.... En ese momento se encontraba en casa de una vecina, mientras Marta, su madre, trabajaba. Su madre no era empresaria de gran renombre, ni siquiera trabajaba limpiando una escalera, eso era antes, ahora solo le quedaba una salida en ese camino tan duro por el que tenia que pasar ella sola para conseguir que su hija de 5 años salga de ese lugar de pobreza y miseria en el que estaban, esa salida era la prostitución, algo que no le hacia orgullecerse pero ¿que iba a hacer ella sola para darle de comer y un futuro a su solecito?, como llamaba a Carlota, ya que según ella era la luz que le guiaba y le daba fuerzas para seguir adelante. De lo contrario Carlota pensaba que su mamá trabajaba en su sitio importante, así se lo hacia creer ella, no eran princesas ni siquiera llegaban a tener una media económica suficiente para comer las dos, pero eso Carlota nunca lo supo, cuando solo podía comer ella Marta le decía que ya había comido en la oficina, pero la verdad era que después se comería las sobras que quedaban en el cuenco de la comida que ponía una vecina a los gatos de esa calle cuando su hija durmiese, esa era la verdad que Carlota nunca llego a descubrir. Esa tarde en la que la niña se encontraba en la burbuja que su madre le había construido, a casa de su vecina llego una terrible noticia, su madre al negarse a un cliente borracho este la mato cruelmente con una navaja que guardaba en su bolsillo, de manera cruel. La niña no lo supo, le dijeron que tenia que ir a casa de su tía porque su mamá tenia que trabajar en un sitio lejos un tiempo, por lo que la niña accedió sin problemas a ir a casa de su tía al final de la misma calle, aunque seguramente no era lo que su madre en vida querría. Ahora la niña viviría con su tía, el marido de ella y sus dos primos. Pasaron los meses y la burbuja de Carlota fue descendiendo hasta romperse por completo, noche tras noche oía mientras intentaba dormir como su tío llegaba a casa borracho y maltraba a su tía, aunque ella intentase no quejarse si quiera para que ninguno de los pequeños la oyesen, pero una noche fue diferente... Tras golpear a su tía hasta dejarla inconsciente se dirigió al pequeño y álgido cuarto donde dormía la pequeña y allí la encontró, despierta mirándole, en su mirada se veía el terror que sentía la pequeña, entonces el se quito los pantalones y bajo las braguitas de la pequeña tras subir su pequeño camisón y sin dudarlo dos veces comenzó a abusar de ella, entonces solo se oyeron gritos y llantos de esa pequeña criatura que a la fuerza convertía en "mujer". Esa noche no fue la ultima en la que sucedió, esto se repitió durante los siguientes 6 años. Fue entonces cuando la tía decidió plantarle cara y él la mato, la mato a golpes. Carlota tenia que quedarse ahora bajo su custodia, era el único familiar que le quedaba, al enterarse de eso ella se fue, corrió hasta que las piernas no dieron mas de si y cayo al suelo. Paso un tiempo por las calles deambulando, hasta que de nuevo se tropezó con su tío, estaba buscándola, ella de nuevo se echo a correr con un miedo terrible hasta llegar al puente donde iba con su madre a tirar piedras al rió, entonces recordó a su madre, y recordó los abusos del tío y decidió tirarse, tirarse para reencontrarse con su madre y recuperar esa burbuja que nunca mas tendría si no era al lado de Marta, su madre. 

lunes, 11 de julio de 2011

Él.

El pasado, nos guste o no va a ser parte de nosotros, de nuestra historia, y va a determinar nuestra forma de actuar en el futuro. A veces sin que te des cuenta el pasado se abre un hueco en tu futuro y puede llegar a romper un muro que empiezas a construir, intentando impedir que le dejes atrás. Pero hay veces que  la base se hace de una forma cuidadosa, y esos recuerdos no la consiguen tumbar, muchas veces cosas nuevas en ese muro hace que sea más fuerte. Y cuando te das cuenta reconoces que lo que tienes que hacer en guardar esos recuerdos en una caja bajo un candado, en una caja fuerte donde no se puedan llegar a escapar, porque tienes algo más importante en lo que centrarte, tienes algo real por lo que luchar, algo que te hace sentirte realmente viva, él.

En cualquier cuento Disney el príncipe aparece en un gran caballo blanco con una capa y trajeado con la indumentaria real, pero a veces es mejor que en cualquier cuento y aparece con un gemelo, y su indumentaria no es más que una camisa roja y una bermudas vaqueras. En esos cuentos el príncipe y la princesa se van a vivir ese mismo día felices a un gran castillo, pero él te conoce poco a poco, hace que cada día sea más especial y que poco a poco empieces a sentir cosas que creías que no volverías a sentir.

De pronto le miras a los ojos y se produce ese hormigueo, una vergüenza se apodera de ti, te sientes débil  pero a la vez protegida y con la suficiente fuerza de tirar para delante si es a su lado, ves que él es capaz de sacar lo  mejor de ti. Cuando le miras sientes unas ganas inmensas de besarle, pero algo dentro de ti te lo impide. Es el miedo a perderle. Pero un día sus labios están muy cerca de los tuyos, te contienes, "no, no lo hagas, y si no quiere qué?", y él da el paso. Te besa. "No puede ser" eso es lo único que revolotea por tu cabeza. Pero si, es así. Y ese "príncipe" día a día hace que te sientas más dichosa de poder compartir cada segundo a su lado.

Todo parece ir tan bien... todo parece tan bonito que te da miedo, de que esa burbujita se rompa, te da miedo de poder estropearlo todo en algún momento. Te preguntas mil veces "¿por qué es tan especial?" Pero esa duda tiene una respuesta y la encuentras en él, en su mirada, es sus labios, es sus caricias, en su compañía, simplemente él. Y te das cuenta que el cuento sigue, continua y así lo hará porque tiene todo lo que has buscado.

domingo, 10 de julio de 2011

Los sentimientos.

La gente, cuando hablamos de sentimientos siempre pensamos o llegamos a referirnos al corazón, pero el corazón es un musculo y no produce los sentimientos, simplemente bombea la sangre de nuestro cuerpo para que este siga su ciclo. Entonces,¿por qué esa relación sentimientos-corazón? Muy sencillo, el corazón es nuestro motor, es necesario para la vida y nuestro subconsciente, quizás por referencias culturales, es consciente de que los sentimientos son tan necesarios como ese órgano, los sentimientos pueden quitar o dar la vida, los sentimientos aunque los evitemos dirigen nuestras decisiones, la razón siempre se verá afectada por los sentimientos. Pero nunca sabremos que son realmente. 

miércoles, 15 de junio de 2011

Lo peor es la bajada.

Toda burbuja va subiendo poco a poco, cada vez sube más alto, pero de pronto cuando ya está en un punto alto se rompe, y las gotitas de agua que la componen caen, hasta darse contra el suelo.

Esa puede ser una buena definición para muchas situaciones que vivimos, primero arriba pero de pronto, ¡chas!, caes.  De pronto te despiertas de un sueño y te encuentras con una pesadilla. Una pesadilla en la que tropiezas todos tus miedos. Una pesadilla de la que no es tan fácil despertar. Todo lo que siempre odiaste, en lo que nunca quisiste convertirte llega y piensas: "pasará, es solo una mala racha". Pero esa racha continua y se hace cada vez más grande, cual bola de nieve que baja cuesta abajo, cada metro que recorre se hace un metro más gruesa, y pesa más. Y tu. Tu estás ahí debajo intentando que esa bola de nieve no caiga sobre ti, intentas que no te aplaste. Pero lo único que consigues es que esa bola se haga cada vez más grande... y que cuando te aplaste acabe del todo contigo. Con tus sueños. Con tu fe. Con tu ilusión. Y es ese el punto en el que quieres huir a un sitio lejos en el que esos monstruos que te persiguen no te encuentren, pero no lo consigues por mucho que te escondas, que corras. Esos seres formados por tus temores y tu dolor están ahí, detrás de ti, esperando que te gires para acabar con lo poco que te queda, para acabar con los pocos sueños que te mantienen en la cuerda floja, con la poca ilusión que queda de volver a sonreír. Poco a poco te lo van arrebatando todo, hasta quedarte sin nada, sola en un desierto, en el que si te caes no va a haber nadie que te recojas. Entonces ya no tienes fuerzas para levantarte, para decir eso de: "pasará, es una racha". No tendrás fuerzas para hacerlo porque te darás cuenta de que muchas veces sin comértelo ni bebértelo gente que forma parte de ti te falla, como si de tu riñón, tu páncreas, tu pulmón o incluso tu corazón se tratases, y te vas deteriorando,ellos no harían lo mismo que tu por verles bien, sonreír, ellos no tienen en cuenta lo que sientes o piensas como lo harías tu. Y llegas a un punto en el que te cuesta sonreír, pero no te cuesta llorar, no te cuesta preguntarte segundo tras segundo "¿por qué?" y cuando te das cuenta tienes la arena hasta el cuello y no para de subir hasta tal punto de asfixiarte, de dejarte sin sentido. Clínicamente vivo, pero con el alma totalmente muerta, destrozada, y no hay nada que cure eso.

viernes, 25 de febrero de 2011

Sentimientos difíciles.

Sentada mientras su mirada se perdía a través del ventanal mientras escuchaba música con su cabeza apoyada en la pared,intentaba leer sin conseguirlo. Sin prestar atención a una cosa fija se la prestaba a todo, pero a todo lo que le rondaba en la cabeza. Pensaba en como su vida había cambiado hacia un mes y unas semanas, en como su cuento de hadas perdió las páginas. Pero ella sigue siendo una pequeña ilusa dentro en un cuento de hadas en el que solo hay que darle a un botón para que el cuento siga adelante. Para seguir sintiendo sus besos, esos besos que él le daba. Él su príncipe, su rey, su alegría y sus lagrimas. Solo él puede hacer que llore como si la estuviesen apuñalando, como si sintiese que ese cuchillo atraviesa su piel hasta conseguir que sienta como la sangre brota de su interior. Pero solo él es capaz de animarla, de hacer que todo cobre sentido. Él le devuelve la sangre, la respiración y las ganas de ser fuerte. Porque él con sus manías se convierte en alguien único e inigualable. Ella a pesar de que el le diga que no la quiere que no queda nada entre ellos sabe que no es así que ese período de tiempo entre ellos es eso un periodo de tiempo. No entiende como todo esto a pasado, como se pueden decir cosas sin pensar entre dos personas que se quieren como ambos lo hacen. Pero entiende que le ama y que exista o no el destino es para lo que están hechos, es su misión, completarse el uno al otro.




Aceleraba la moto hasta parecer que esta no podía aguantar más el viento le envolvía atreves del casco. Cada vez que se le venía a la cabeza aceleraba más y más. No quería pensar en ella, tenía que bloquear sus recuerdos, sus sentimientos y sus deseos. Él tampoco entendía como habían llegado a ese extremo, como no iban a pasar esos inviernos juntos. Como no iba a verla cada mañana y sentir el aroma de su pelo, de su piel cada día. A la vez que ella solo se le venía a la cabeza momentos felices junto a ella, besos,caricias, susurros … De repente las discusiones desaparecieron de la memoria de ambos al menos ya no tenían tanta prioridad. Frenó. Y tras deslizar unos metros con su moto por el asfalto su moto se paro.

Él se bajo de la moto y tiró el casco al suelo, sus ojos estaban llenos de lagrimas, algo inusual en él, algo que se producía poco en su vida. Ella a la vez tiro el libro, este reboto contra la pared más cercana. Ella ya no aguantaba más, empezó a llorar, lloró desconsoladamente, gritó, tiro todo lo que estaba a su alcance. Entró en un ataque de locura, de pánico por su ausencia. Él mientras cerró fuerte los ojos y grito ahí en medio de la nada, sus lagrimas bajaban por sus mejillas pero el no paraba de , de dar golpes al aire. Ellos no podían estar separados pero no se atrevían a estar juntos, sufrían pensando que el otro estaba feliz, pero solo se engañaban y dañaban más.
                                            
                                                                                                                                  SaraHdez.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Dos en uno.

Allí estaba él, sentado en ese café de la esquina, ese que está al lado de  la panadería que está enfrente del parque. Miraba se reloj con impaciencia, sus ojos delataban que quería que esas agujas fuesen más rápido, quizás por alguna razón importante o tal vez no. Estaba en una mesa junto a la pared, de espaldas a la puerta, pero eso parecía molestarle ya que se volvía para mirar hacia esta cada vez que levantaba la mirada de su reloj. Parecía nervioso, pero a la vez feliz, de vez en cuando sonreía mirando a la nada inmerso en sus pensamientos, unos pensamientos llenos de imágenes, recuerdos y, como no, de sonrisas. De pronto notó que alguien le abrazaba por detrás y seguidamente besó su mejilla, por lo que abandonó esa travesía que había comenzado hacía su subconsciente para volver a la realidad. Una realidad que poco a poco le gustaba cada vez más. Reconoció sus cálidos labios contra su mejilla, su olor a coco y su pelo el cual caía en su hombro. Entonces acarició sus brazos los cuales rodeaban su cuello, eran suaves, delicados. No lo dudó, era ella. Esa chica a la que llevaba esperando veinte largos minutos en ese café. Esa chica que le tenía atrapado, en un mundo lleno de colores y felicidad. Entonces se volvió, pero esta vez se levantó para estrecharla en sus brazos. Ella le sonrió mientras correspondía ese esperado abrazo por ambos. El besó su frente a la vez que ella cerraba sus grandes ojos verdes. De repente ella levantó su cabeza, sus miradas se entrelazaron dejando ver la gran compenetración que había entre ambos. En ese instante el tiempo para ellos se paró. No existía. Entonces ella le sonrió con simpatía sin apartar la mirada de sus preciosos ojos marrones, él sonrió inconscientemente y puso su mano en la delicada mejilla de ella. Poco a poco acercaron sus rostros como si una fuerza hiciese que se aproximasen, una fuerza únicamente existente entre ellos dos. Sus labios se rozaron despacio. Con lentitud comenzaron a fundirse en un profundo beso, lleno de sentimientos. Sentimientos tan fuertes que hacen que sean uno solo. Ella llevó sus manos hacía el pelo de él, enredando ahí sus dedos, jugando con uno de sus pequeños mechones. Él en cambio posó sus manos en la cintura de ella, pegándola a él, aferrándose a ella para así no separarse jamás y hacer que ese momento fuese eterno.
                                                                SaraHdez.

domingo, 23 de enero de 2011

Historias tristes, nuestras historias tristes.

Todos tenemos historias tristes, esas historias en las que tu universo se centra, esas que eclipsan totalmente a las historias felices. Lo peor de esas historias es que hacen que aunque estemos en el momento más bonito, en el más deseado alguna vez en nuestras vidas, dejen de tener sentido para nosotros para nuestros planes e incluso para nuestro animo porque lo único que queremos es que pase el dolor,el sufrimiento que quema que arde dentro. Lo que más deseamos en esos momentos es que alguien nos abrace, nos meta en una bolita de cristal donde no puedan entrar esos “monstruos” que nos persiguen a todas horas en nuestra cabeza, haciéndonos preguntas que no sabemos responder, esas que hacen que nuestra vida en ese momento sea insignificante.
El desamor, la traición, la falsedad, el engaño, la mentira, todos esos factores dañinos que queremos hacer que no vengan hacía nosotros en esos momentos vienen, todos juntos, sin avisar, sin pedir permiso entrar invadiendo nuestras vida, nuestra felicidad y nuestras ganas de luchar, haciendo que lleguemos a perder a gente por nuestro distanciamiento, por encerrarnos en nosotros mismos. Y aunque sabemos que esa no es la solución, que no debemos encerrarnos en nosotros mismos lo hacemos porque pensamos que así es como podremos no exponernos a más sufrimiento pero solo nos auto-engañamos pensando semejante tontería, y nos hacemos más daño aún callando nuestros sentimientos, haciendo que el vaso, ese vaso de emociones que tenemos todos dentro, se llene y rebose provocando una caída aún peor.
Y justo en ese momento, en el que estás en un túnel oscuro, sin salida, sin cobijo, aparece una luz, una pequeña luz que te hace pensar: “todo será como antes”. Entonces te levantas sacando fuerzas de donde no las hay, y lo haces para conseguir ese que un día tuviste y que solo ahora sabes valorar. Pero de repente te tropiezas. Caes. Y está vez duele más, mucho más. Y mientras estás ahí en el suelo, ves como esa luz se aleja hasta desaparecer junto con tus esperanzas de que todo será como antes o incluso mejor.
Porque realmente es esa la realidad, la realidad en la que vivimos es esa. Tú cometes tus errores, tú cobras tus errores, aunque mueras por conseguir remediarlos hay veces que es tarde, y es mejor que sepas rendirte y luches por conservar a la gente que te quiere y que te apoya de una forma u otra. Si te cierras a tus sentimientos, nunca podrás abrirte al mundo para sanar ese dolor.

                                                                               SaraHdezAvila